Desarrollo profesional docente
Seguir aprendiendo para educar mejor
Una cultura de mejora continua
En Las Cumbres, creemos que para educar, también tenemos que seguir aprendiendo. Por eso, creamos un programa de Desarrollo Profesional Docente (DPD). A través de este plan, proponemos un crecimiento estructurado y sostenido que impulse a cada docente a revisar, innovar y potenciar su práctica diaria.
Formación con propósito
Durante el año, los docentes participan en diversas instancias de capacitación que incluyen jornadas institucionales, cursos, conferencias, mentoring, lectura de libros especializados, diseño de proyectos compartidos y observaciones entre pares. Cada trimestre contempla actividades obligatorias y otras de carácter electivo, y todas se documentan en el portfolio.
Además, se realizan acompañamientos y evaluaciones a lo largo del año, a cargo del equipo directivo, que incluyen la supervisión de los portfolios y el acompañamiento en los procesos de mejora continua.
“Lo que más me gustó del DPD es que no se trata solo de sumar cosas nuevas, sino de poder reunir todo lo que ya hacemos, ponerlo en palabras y darle sentido. A veces una no se da cuenta de cuánto aprende y crece en el día a día, hasta que lo reúne y se detiene a mirarlo con más intención”. Camila Terán, maestra de tercer grado.
El portfolio docente: un espacio de reflexión y evidencia
Una de las herramientas centrales del DPD es el portfolio docente, un espacio personal de reflexión, planificación y documentación. Allí, cada docente registra sus objetivos, aprendizajes y evidencias del impacto que las distintas actividades del programa tienen en su aula. Esta práctica refleja el mismo proceso que proponemos a nuestros estudiantes: pensar sobre lo aprendido, registrar el recorrido y construir conocimiento desde la experiencia.
Este principio de simetría entre enseñanza y aprendizaje refuerza la coherencia institucional y consolida una cultura reflexiva que atraviesa todos los niveles.
Aprender en comunidad
Fomentamos el trabajo colaborativo y el intercambio de buenas prácticas. El DPD no es solo un camino individual, es una construcción colectiva que se enriquece con la experiencia, la escucha y el diálogo entre pares. Así, cada docente se convierte no solo en aprendiz, sino también en guía y referente para otros.